Seamos claras: hay mujeres que están diseñadas para destacar. Al igual que hay profesionales que también. Y sin embargo, eso no las hace mejores o peores que otras mujeres y profesionales que hacen su labor y viven una vida plena de una manera menos pública.
¿Por qué entonces nos frustramos con el éxito de las demás o por no tener sus habilidades, cuerpos o fama?
Si algo he aprendido en los últimos años, es que cada mujer es ÚNICA en su estilo y que el gran secreto es “encontrar nuestro estilo y aceptarlo”. Eso es lo que nos hace magnéticas y únicas. En mis comienzos como Business Coach era como una esponja que se llenaba de TODO con lo que tomaba contacto dentro del mundo del marketing.
Y al principio TODO era válido, hasta que desperté y pude entender, por propia experiencia, que no TODO servía para mi y para mi desarrollo profesional. Me descubrí en mi faceta de introvertida y sensible. Y he ido desarrollando un estilo propio de trabajo que no se encuentra entre los estándares establecidos.
¿Mis resultados? Bastante buenos para mi estilo de vida y valores, pero … ¿Serían válidos para ti? Pues va a depender mucho de que consideras importante, de qué consideras es tener éxito y sepas situarlo en la balanza de tu esfuerzo. Es fácil dejarse deslumbrar por lo que vemos fuera de nosotras. Y es que no es sencillo discernir cuando continuamente estamos recibiendo una información contradictoria por parte de muchos profesionales o es demasiado sensacionalista y promete lo que nos gustaría conseguir, pero no te hablan del esfuerzo y decisiones que tendrás que tomar al respecto.
Por eso la mejor estrategia es “seleccionar” con mucho discernimiento:
-
¿QUÉ es lo que te motiva y te impulsa en tu profesión según tu estilo y objetivos? Lo descubrirás cuando conectes contigo misma y te permitas ser auténtica, sin dejarte arrastrar por el miedo a no ser suficiente o la presión externa, debido a las modas y tendencias.
-
¿QUÉ es lo que continuamente te puede desviar de tu propio proceso de desarrollo profesional? Lo descubrirás cuando te estés sintiendo frustrada, inquieta, malhumorada y envidiosa de lo que otras personas han desarrollado. Es cuando tendrás que cambiar el rumbo para poder centrarte de nuevo en ti misma.